10 de enero de 2010

Si es hora de sincerarme, él no es buen mozo, quizá hasta podría decirse que es un hombre feo. Y sin embargo, te consume, te enamora, te pervierte, te desmorona. Él es un graaan orador, me convenció de cualquier cosa, le crei cualquier cosa, y quizá hasta todavía le creo.

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